Trujillo
Monumento en memoria de las víctimas
En 1998 la Corte Interamericana conminó al Estado colombiano a pagarle a las víctimas de Trujillo ocho mil millones de pesos por los asesinatos en serie que se produjeron entre 1986 y 1994 y también se reconoció la existencia de más 342 víctimas y la tortura de cientos más. Derivado de algunas de las recomendaciones se realizó un plan de construcción de 36 viviendas y obras de mejoramiento para 105. Allí además se erige un monumento en memoria de las víctimas construido en 2002, donde reposan los restos de 240 personas.
En Trujillo, Valle
Las Matriarcas: una memoria que sigue de pie
María Jimena Duzán
Emma Peñalosa tiene 92 años y lo único que no ha perdido es su memoria. Vive en la casa más pobre del barrio, su esposo fue asesinado el 9 de abril en el Tolima, y hasta hoy se ufana de haber levantado a sus ocho hijos con lo que se ganaba como partera del pueblo, sin haber aprendido a leer.
Doña Emma forma parte de Las Matriarcas de Trujillo, un nutrido grupo de mujeres recias que perdieron el miedo hace rato. Sus rostros marcados por el dolor han sido testigos presenciales de una masacre monstruosa que se extendió en el tiempo y que para infortunio de ellas, como bien lo dice el informe de Memoria Histórica, no cesa.
A las Matriarcas de Trujillo las une la desgracia: a unas, los paramilitares les asesinaron a toda su familia, como le sucedió a doña Evangelina a quien le mataron a su esposo y sus dos hijos; a otras, como a la señora Vargas, les asesinaron a seis hijos de un tacazo; a otras más, a un hermano, a un primo. Pero no solo las une la desgracia, sino una inquebrantable decisión de luchar por romper el curso de la historia de Trujillo que ha condenado a sus pobladores a vivir hasta hoy en la impunidad. Las Matriarcas como doña Emma se han convertido en la memoria que todavía muchos quieren sepultar. Ese es su poder real.
Su rostro es cetrino y a pesar de que su cuerpo está doblado como esas guaduas que hay por todo Trujillo, cuando habla se le siente la fuerza de un roble. Me recibe en el portón de su casa y me hace seguir a la sala. Mentiría si digo que doña Emma forma parte de ese porcentaje de colombianos que vive todavía en la pobreza absoluta. Enfrente de mí su hijo, el que le queda, está sentado en una silla rímax y por el color amarillo de su piel es evidente que está enfermo.
Su memoria sigue en pie, probablemente muy a pesar de ella. Si a doña Emma le hubieran dado a escoger, estoy casi segura de que habría preferido morirse hace rato para no tener que ver todo lo que han visto sus ojos.
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María Jimena Duzán

Nació en Bogotá. Periodista y politóloga de la Universidad de los Andes. Ha sido reportera y columnista de El Espectador, El Tiempo y Semana. Fundó el primer posgrado de periodismo de la Universidad de Los Andes. Es autora de Crónicas que matan, Así gobierna Uribe y Mi viaje al infierno, en el que después reconstruye la masacre en la que los paramilitares asesinaron a su hermana Silvia. Ha sido galardonada con varios premios internacionales y nacionales.
María Jimena Duzán
